El plan de Won Lei
Había sido casualidad que chenMeng nos invitara a buscar un Orco Gigante en el Campo de Flores. Nosotros habíamos pensado en atravesarlo recién la semana siguiente. Al menos ese era el plan de Won Lei.
Para ese entonces, como dije, había algo que me hacía ruido. Incluso siendo cuatro, todavía no habíamos ni logrado llegar al Orco Gigante. Era evidente que nos faltaba nivel. Pero además:
- o Won Lei había descubierto ese mismo tarde el patrón de ataque de los orcos
- o lo sabía de antemano
Si lo hubiera descubierto esa misma tarde, lo hubiera compartido, ¿no? ¿Por qué esperar a que yo estuviera en peligro?
Por otro lado, según me había dicho, eran muchos los clanes que buscaban una forma de arrasar con los orcos de forma segura. Si lo hubiera sabido de antemano, seguramente lo habría compartido con el clan. Hubiera escalado y él mismo podría haber dirigido un grupo desde Aden al extremo opuesto del Campo de Flores donde quería que lo acompañe. Era una persona reservada, sí, pero no desaprovechaba una oportunidad, ni un segundo, en Zhōngguó II. Jugó siempre como si estuviera apurado.
Llegamos a un terreno yermo. Del suelo crecía un único tallo enorme que se arqueaba y terminaba en una flor de girasol ya seca. Un detalle como este debe ser decisión de diseño. Al fin y al cabo, grita: "aquí se puede descansar". Nos sentamos y permanecimos en silencio hasta que pregunté:
Más tarde lo supe. Hacía tiempo un grupo grande de clanes se había unido para explorar los alrededores de Aden. Su estrategia para explorar era arrasar con todos las criaturas de la zona y armar un asentamiento provisorio. Se recuperaban y avanzaban. En caso de morir, mientras este siguiera en pie reaparecerían en el último asentamiento. Sin embargo, el follaje del Campo de Flores impide ver más allá y terminaron encerrados entre la geografía rocosa y el desfavorable dominio de los orcos. Con el tiempo la gran mayoría de los asentamientos se abandonaron o fueron destruidos por los orcos. Para no perder el progreso de sus personajes resistieron en el último esperando algún grupo que viniera desde Aden a su rescate.
Pero eso nunca ocurrió, nunca volvió a haber una alianza tan grande como la de estos clanes. Las continuas actualizaciones ofrecían mayor incentivo por escalar en nivel y disfrutar de los contenidos más novedosos de los últimos parches. Un nuevo jefe, armaduras con habilidades que no se habían implementado antes, zonas por explorar, recompensas en eventos de Jugador Vs. Jugador.
De todos modos, un número considerable de jugadores seguía conectándose y manteniendo el último asentamiento con tal de no perder sus personajes. Su estilo de vida, de juego, era prácticamente social e interno hacia los que decidieron quedarse. Se conectaban solamente para pasarla bien, conversar con amigos ya de varios meses o años. Al final del día, habían sido un grupo grande de jugadores que lograron organizarse por un objetivo común. Podría decirse que Zhōngguó II les funcionaba como las redes sociales que vinieron mucho después.
Además, hubo quienes crearon un segundo avatar desde cero para disfrutar del juego, pero, por lo que contaban con estos o lo que transmitían con su persona original por los canales globales, la experiencia de juego puramente social les resultaba más valiosa que cualquier otra que experimentaban con sus segundos avatares.
El clan Xīngguāng, como todos los clanes de rol y entre sus muchas reglas, prohibían mantener dos ventanas del juego abierto en el mismo ordenador para usar dos personajes simultáneamente y así obtener algún tipo de ventaja. La única excepción era crear un personaje "mochila" para poder abrir una tienda en alguna ciudad y poder comercializar los ítems conseguidos con el avatar principal. Cualquier otro uso ameritaba una expulsión.
Era indudable la gran capacidad de planificación que tenía Won Lei. Pero ni siquiera un dios puede esquivar un ataque que no ve venir. No esperaba que chenHERO hubiera mandado a chenMeng a seguirnos. No esperaba que yo cometiera un error. Y no parecía haber tenido ningún reparo en compartir sus secretos con los miembros del clan. Empecé a pensar que no eran ellos quienes no debían enterarse de lo que él sabía, sino que se los ocultaba a ellos para ocultármelo a mí.
Fui el único que no se rio.